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martes, 20 de agosto de 2013

Querido diario...

QUERIDO DIARIO, ayer pasé el oso más grande de mi vida; quería que me tragara la tierra; hubiese querido tener el poder de la invisibilidad en ese instante, pero desafortunadamente nada me salvó y ahora soy el “hazmerreír” de toda la universidad.

Todo ocurrió cuando una compañera y yo decidimos ir al gimnasio de la universidad a hacer ejercicios. Entramos y nos pusimos ropa deportiva para sentirnos más cómodas.

Empezamos a realizar los ejercicios en la bicicleta, luego pasamos a la elíptica y por último hicimos abdominales.

Ambas estábamos cansadas por lo cual mi amiga decidió relajarse unos minutos pero yo quería seguir, así que decidí montarme en la caminadora.

Cuando me subí, empecé a hundir botones como loca y el aparato se puso demasiado rápido y no pude apagarlo, por lo cual me caí y me raspé las rodillas.

Todos los que estaban allí, incluyendo a mi amiga, soltaron carcajadas y de inmediato sacaron sus teléfonos celulares para tomar fotografías y luego subirlas al Facebook.

En ese instante miré al cielo y dije en mi mente: “Dios mío, llévame contigo”

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